Los primeros días
Los primeros medidores de electricidad eran dispositivos simples diseñados específicamente para rastrear la cantidad de electricidad consumida por hogares y empresas. Estos medidores analógicos, que aparecieron a finales del siglo XIX, requerían lecturas manuales por parte de los trabajadores de las compañías de servicios públicos, un proceso que consumía mucho tiempo y era propenso a errores humanos. La falta de datos en tiempo real significaba que los consumidores tenían poca visibilidad sobre sus patrones de consumo, lo que conducía a un uso ineficiente de la energía y a facturación inconsistente.
El primer gran avance en la tecnología de medición llegó con el desarrollo de los sistemas de Lectura Automática de Medidores (AMR, por sus siglas en inglés) a finales del siglo XX. Estos dispositivos permitían a las compañías recolectar datos de consumo de forma remota sin necesidad de lecturas manuales, mejorando la eficiencia y reduciendo los costos operativos. Sin embargo, los sistemas AMR aún tenían limitaciones, ya que proporcionaban datos periódicos en lugar de monitoreo continuo. Aun así, podían almacenar datos de consumo y ofrecer información más detallada sobre los patrones de uso de energía, sentando las bases para soluciones de medición más sofisticadas.
El auge de los medidores inteligentes
La verdadera revolución en la medición llegó con la introducción de los medidores inteligentes a principios del siglo XXI, que no solo medían el consumo de energía, sino que también permitían la comunicación bidireccional entre el medidor y la compañía de servicios. A diferencia de los sistemas AMR, los medidores inteligentes habilitados con Infraestructura de Medición Avanzada (AMI) podían recopilar y transmitir datos en tiempo real, permitiendo a las compañías y a los consumidores monitorear el uso de energía con gran detalle. Esta comunicación en tiempo real facilitó una facturación más precisa, redujo las pérdidas por robo de energía y permitió programas de respuesta a la demanda para gestionar mejor los picos de consumo. […]
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